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14.08.2023

Testigo de aportes irregulares a campaña de Dina Boluarte denuncia amenazas contra ella y su familia

Video: Cuarto Poder

Maritza Sánchez vive de escondite en escondite desde que en mayo pasado denunciara que Dina Boluarte recibió S/800 mil de Henry Shimabukuro para cubrir gastos de campaña

Con cautela y temor, Maritza Sánchez Perales nos recibe en lo que hasta hace poco fue su último refugio Maritza Sánchez es la única testigo que hasta ahora ha declarado en la fiscalía en el caso de aportes de la campaña electoral de la ahora presidenta Dina Boluarte. Maritza Sánchez es también la única mujer a la que unos asaltantes prefirieron robarle un fólder con papeles antes que su joyero donde guardaba sus alhajas de oro. Todo sucedió la madrugada del 27 de julio pasado, un día antes del mensaje presidencial.

Maritza Sánchez vive de casa en casa, de escondite en escondite, desde mayo pasado, con precisión, desde el domingo en que mostró ante las cámaras de Cuarto Poder el cuaderno amarillo con la agenda diaria de la entonces candidata vicepresidencial Dina Boluarte.

Sin duda, la vida de esta mujer ha cambiado radicalmente desde que denunció que Boluarte recibió aportes económicos de Henry Shimabukuro por más de 800 mil soles, y desde que también denunció que se solicitaron más de 150 mil soles al empresario Eduvigis Beltrán, aportes que no fueron declarados ante la ONPE.

Por seguridad, no podemos mostrar la entrada en donde se ha venido refugiando Maritza Sánchez Perales, pero sí podemos hablar de detalles. En la fachada del edificio donde pernoctaba hay dos cámaras de seguridad apuntando a puerta y ventanas, quizás por ello los asaltantes no ingresaron por aquí. Esos presuntos ladrones optaron por entrar por una casa ubicada a la espalda. Treparon por la fachada de la vivienda del vecino. Atravesaron todo el techo de ese inmueble hasta poder llegar a la altura de las ventanas donde por su seguridad se escondía Maritza Sánchez.

Los asaltantes no ingresaron al interior de la casa del vecino pese a que contaba con entradas directas y tampoco ingresaron a las viviendas colindantes de fácil y rápido acceso desde aquí. Estos peculiares asaltantes decidieron arriesgar su propia seguridad levantando una escalera para llegar hasta el tercer piso donde dormía la única testigo en el caso de la presidenta Dina Boluarte.

Entre estas dos ventanas hay un tragaluz de dos pisos. Los ladrones lejos de bajar a alguna ventana directa del segundo piso prefirieron arriesgarse y maniobrar para girar el cuerpo y entrar por la ventana de la tercera planta de Maritza Sánchez Perales. El lugar no es de lujo, sino una especie de almacén de alimentos.

De seguro lo que sucedió esa madrugada del jueves 27 de julio aquí pudo considerarse un asalto más entre los miles de robos que se registran a diario en nuestro país de no ser por sus particulares características y por la protagonista del hecho.

Maritza Sánchez, su esposo y su hija presumen haber sido dopados. Desde hace años se despiertan a las 4 de la mañana para atender un emprendimiento familiar, pero aquel amanecer se quedó tiesos en cama hasta después de las 5 y 30 de la mañana. El esposo se despertó asustado.

A la vista había carteras nuevas de la línea italiana de una reconocida marca, valorizadas en más de 500 dólares. Estos asaltantes las dejaron abiertas, pero prefirieron llevarse la cartera roja usada durante la campaña electoral.

A los ladrones no les interesaron los artefactos en el lugar, quizás por el tamaño, pero tampoco les interesó las cadenas de oro de 18 kilates y juegos de collares de perlas y oro que pudieron meterse al bolsillo.

A los ladrones de Maritza Sánchez Perales, más que el manojo de oro, les importó un sobre de manila con documentos de la fiscalía, un portafolio con documentos, mochilas que contenían más sobres, algunos sí con dinero de pagos, un reloj y un par de aretes dentro, morrales, laptops, memorias externas, USB con archivos y papeles, muchos papeles.

En la calle trasera por donde entraron los ladrones, existen cámaras de seguridad de alta definición a prudente distancia, pero las imágenes, que pudieron ayudar a aclarar este caso, ya no existen.

Una futura investigación profunda se hará difícil por las deficiencias en el camino. Maritza Sánchez Perales y su familia no fueron sometidos a análisis que expliquen por qué amanecieron adormecidos. Tampoco se explican por qué la policía llegó al lugar de los hechos pasadas las 2 de la tarde, cuando se les había pedido ayuda a las 6 y 30 de la mañana.

Maritza Sánchez, una docente de postgrado universitario que estuvo con Pedro Castillo en primera vuelta y con Dina Boluarte acompañándola en Lima y provincias durante la segunda vuelta electoral, hoy vive un verdadero calvario. A un nuevo estilo de vida en sobresalto, se agrega que han reabierto una carpeta fiscal en su contra por haber apoyado a estudiantes universitarios en las marchas que hubo contra el actual gobierno. 

Maritza Sánchez Perales no piensa declinar de todas las afirmaciones que ha brindado sobre Boluarte ante la prensa y ante la fiscalía.

Aunque se siente amenazada y más vulnerable tras el extraño robo, Maritza Sánchez Perales no se anima a pedir seguridad de un Estado cuya líder ha denunciado.

Hoy Maritza Sánchez ha decidido seguir escondiéndose y rezando a todos los santos con tal de sentir seguridad, así como antes oraba junto a la candidata Dina Boluarte para que Dios le permitiera llegar al poder. Un poder que hoy la propia Maritza Sánchez podría echarle a perder.

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