Semana sangrienta: balas, muerte y terror en Lima
Balas, explosivos, asesinatos: Lima vivió una semana de violencia sin precedentes. ¿Qué está pasando en nuestras calles?
La ciudad vivió días de terror. La violencia se impuso con balas, explosivos y muerte. Desde el ataque a la agrupación Agua Marina en pleno concierto, hasta ejecuciones dirigidas y ataques a transportistas: nada parece detener esta ola criminal.
Disparos en pleno show
Eran las horas del concierto cuando, en el escenario del Círculo Militar de Chorrillos, la música fue interrumpida por una ráfaga mortal. Dos hombres en moto dispararon desde atrás, lanzando 27 balas que dejaron heridos al guitarrista Manuel Quiroga Querevalú, su hermano Luis, el animador Luis Julca, el tecladista César Augusto More Lizama y un espectador.
El público huyó aterrorizado. El ataque, vinculado a la extorsión, dio un mensaje claro: la violencia no conoce límites.
Transportistas en la mira
Mientras tanto, la delincuencia se enfocó en atacar a quienes conducen. Un chofer de transporte público fue acribillado de cinco disparos frente a sus pasajeros; su hija quedó en la orfandad. Otro fue herido en Lurigancho, luego de que un extorsionador abordara su bus haciéndose pasar por pasajero y le disparara en frente de todos.
Desde agosto, 65 conductores han sido asesinados. El sector transporte enfrenta una guerra silenciosa contra el crimen.
Muertos en comercios y calles
Una vendedora de muebles en Comas fue baleada en su negocio tras recibir amenazas durante dos meses. Su estado es grave.
En San Juan de Lurigancho, un joven de 17 años fue asesinado a metros de su casa al resistirse a que le robaran su celular.
El SINADEF reporta 575 homicidios en el último trimestre, la cifra más alta del 2025 hasta ahora.
Ejecutados y ataques focalizados
La muerte siguió su curso selectivo: tres hombres (incluidos dos menores) fueron asesinados en un descampado en San Martín de Porres. En Lurigancho, un mototaxista fue abatido. Y en una obra de construcción, dos agentes de seguridad perdieron la vida.
Estos hechos revelan una escalada despiadada de extorsión, sicariato y violencia que se mete en cada rincón de la ciudad.
Fue una semana teñida de sangre y miedo: balas, explosivos y muertes confirman que la delincuencia avanza sin restricción. Desde el ataque a la agrupación Agua Marina hasta ejecuciones y emboscadas a transportistas, la crisis de seguridad se intensifica. Urge que sociedad y autoridades respondan con firmeza frente a este asalto constante contra la vida.