Oro ilegal sin control: ríos arrasados y selva sitiada por mafias
Ríos convertidos en lechos muertos, comunidades armadas y dragas protegidas a punta de flechas. La minería ilegal gana terreno en la Amazonía.
El oro ilegal ha convertido parte de la Amazonía en un campo de batalla. En Huánuco y Ucayali, ríos enteros han sido arrasados por la minería ilegal.
La selva se ha vuelto territorio hostil, donde las autoridades enfrentan no solo a mafias bien organizadas, sino a comunidades enteras que defienden las dragas con flechas, machetes y violencia.
Cuarto Poder llegó hasta las zonas más golpeadas por esta fiebre sin control, donde el oro vale más que el bosque, la ley o la vida.
Ríos muertos y cráteres donde antes hubo agua
El río Yuyapichis, en Puerto Inca (Huánuco), ya no fluye. Tiene más de 36 kilómetros destruidos por retroexcavadoras ilegales. Lo que antes fue selva, hoy es barro, huecos, piedras y contaminación.
Desde el aire, el paisaje es dantesco: cráteres, dragas activas y campamentos mineros que operan a plena luz del día. Desde tierra, la imagen es más tensa: pozas, tolvas, niños y mujeres cerca de maquinaria, y pobladores listos para defenderlas.
Selva sitiada: ataque con flechas, piedras y balas
El equipo de Cuarto Poder ingresó a la zona acompañado por la Marina, la Policía y la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente. Lo que encontraron fue resistencia: hombres armados con flechas, mujeres con bebés en brazos, y gritos de advertencia. Hubo enfrentamientos y disparos al aire.
“Eran más de 40 personas rodeándonos. Nosotros éramos apenas nueve policías”, dijo el fiscal Dumas Campos.
Los operativos de interdicción son cada vez más peligrosos. Ya no son solo mineros ilegales: son comunidades enteras levantadas para defender el oro.
El oro sube y la selva cae
El precio del oro alcanza cifras récord: más de 11 mil soles por onza. Esa cifra alimenta el avance de las mafias ilegales, que no solo extraen el mineral, sino que lo hacen con impunidad, infiltración y apoyo social.
En el operativo, las autoridades identificaron a Nardo Pizango Monteiro y Nilda Cisneros Barrientos como presuntos líderes mineros en Pampas Verdes y Pangoa.
Una carta intervenida, firmada por un dirigente nativo, pedía 5 mil soles a un empresario vinculado a la minería ilegal. Para los fiscales, evidencia del pacto entre algunos líderes comunales y las mafias del oro.
Interdicciones sin respaldo ni recursos
Varias dragas fueron destruidas. Algunas ardieron en medio del río Pachitea. Otras fueron abandonadas a toda prisa cuando los mineros notaron la llegada de las autoridades. Pero la lucha es desigual.
“Las 14 fiscalías ambientales de Ucayali no tienen un solo vehículo”, denunció el fiscal Dumas Campos.
“Hoy destruimos 10 máquinas, en 20 días hay 20 más”, advirtió el contralmirante Diego Gago, jefe del comando operacional de la Marina en la zona.
Una segunda Madre de Dios en camino
El riesgo es claro: si no se actúa a tiempo, Huánuco y Ucayali pueden repetir la tragedia ambiental que sufrió Madre de Dios.
Los pedidos para declarar en emergencia ríos como el Yuyapichis, el Pachitea y zonas de Puerto Inca ya fueron enviados. Pero mientras las decisiones se dilatan, la selva se sigue perdiendo.
En Pucallpa, la minería también avanza en el río Aguaytía. En Curimaná, se esconden motores en la espesura. La Marina patrulla, los fiscales destruyen… pero los ilegales vuelven una y otra vez.
Resumen:
• Más de 36 km del río Yuyapichis han sido devastados por minería ilegal.
• El precio récord del oro (más de S/11,000 por onza) impulsa la destrucción.
• Comuneros armados enfrentan a fiscales, policías y marinos.
• Dragas fueron incineradas tras ser abandonadas.
• Fiscalías ambientales operan sin vehículos ni logística básica.
• Se advierte que Huánuco y Ucayali podrían convertirse en una nueva Madre de Dios.