Muere menor de 15 años en centro de rehabilitación clandestino
Una adolescente de 15 años murió en un centro de rehabilitación clandestino en SJL tras presuntamente ser golpeada por trabajadoras
Una adolescente de 15 años falleció en un centro de rehabilitación clandestino en San Juan de Lurigancho tras presuntamente recibir una brutal golpiza. El lugar no contaba con licencia ni autorización, y fue clausurado por las autoridades. La menor llevaba internada tres semanas cuando ocurrió el trágico desenlace.
Según denunció la madre de la víctima, su hija fue agredida por trabajadoras del centro, con el consentimiento de la directora. “Está todo morado, le han pegado, la han torturado. Le metieron media en la boca y cinta… por eso se murió”, declaró entre lágrimas.
La adolescente fue trasladada a una posta médica, pero llegó sin signos vitales. De acuerdo con el coronel PNP Marcial Flores Humanán, jefe de la División Policial Este 1, la versión policial indica que la menor habría sido agredida por tres internas con más tiempo en el lugar, durante un supuesto enfrentamiento.
¿Qué irregularidades presentaba el centro de rehabilitación?
La policía confirmó que el establecimiento no contaba con ningún tipo de permiso para funcionar. “Se está procediendo a la clausura definitiva”, indicó el coronel Flores. Además, se intervino a 16 personas, entre ellas dos representantes del centro, como parte de la investigación.
La familia señaló que realizaba pagos semanales por el internamiento de la menor. “Yo hacía un pago de 120 soles semanales, aparte 20 para el psicólogo y otros 180 adicionales”, contó la madre, quien además reveló que se enteró de la muerte de su hija por una llamada telefónica de un número desconocido.
¿Cómo avanza la investigación del caso?
El Departamento de Investigación Criminal de San Juan de Lurigancho está a cargo del caso. Las autoridades recopilan testimonios y pruebas para determinar responsabilidades, tanto del personal como de quienes administraban el centro.
La madre de la víctima pidió justicia. “Me arrepiento… mi hija ahora está muerta. Quiero que me ayuden, por favor”, expresó en un conmovedor llamado público.
El caso ha generado indignación y vuelve a poner en evidencia la existencia de centros de rehabilitación que operan sin control ni supervisión, exponiendo a jóvenes en situación vulnerable a situaciones de violencia extrema.