Comerciantes bolivianos llegan a ferias de Puno por la crisis
La crisis en Bolivia empuja a comerciantes a cruzar la frontera y vender en ferias puneñas. En Yunguyo, fueron desalojados por reclamos
La crisis económica en Bolivia ha cambiado el panorama en las ferias de la región Puno. Cada vez es más común ver a comerciantes bolivianos ofreciendo sus productos en ciudades fronterizas. Aunque algunos los reciben con comprensión, en otras zonas como Yunguyo, han sido rechazados.
¿Por qué comerciantes bolivianos están en Puno?
Bolivia vive una crisis económica y política profunda, lo que ha empujado a muchos comerciantes a buscar nuevos mercados fuera de su país. Ante la falta de ingresos y oportunidades, cruzan la frontera para vender sus productos en el sur del Perú, especialmente en ferias populares.
Lo hacen por necesidad, en busca de clientes que puedan pagar por alimentos, artículos básicos e incluso balones de gas. Esta migración comercial no es formal ni coordinada, sino una respuesta desesperada ante una economía colapsada.
¿En qué ferias se han instalado y qué venden?
Los comerciantes se ubican en ferias de ciudades como Ilave, Juli, Juliaca y Desaguadero. Ofrecen productos como pan, gas doméstico, verduras y más. Muchos llegan con sus cargas en vehículos pequeños o a pie, cruzando la frontera diariamente.
Algunos ciudadanos peruanos compran sus productos por los precios accesibles o por variedad. Otros, sin embargo, los ven como competencia que no paga impuestos ni cumple normas locales. Esto ha generado tensiones en ciertos lugares.
¿Qué pasó en Yunguyo con los comerciantes bolivianos?
En Yunguyo, un grupo de comerciantes bolivianos fue desalojado por autoridades municipales. Los vendedores peruanos protestaron y pidieron que solo se permita el comercio con extranjeros en Desaguadero, un punto fronterizo ya establecido para ese fin.
La molestia de los comerciantes locales se debe a la presencia informal y no regulada de los bolivianos. Alegan que afecta sus ingresos y que ellos sí pagan tributos y respetan normas sanitarias. El desalojo en Yunguyo refleja ese malestar creciente.