Tráfico de drogas: El espectro de dos poderosas organizaciones criminales brasileñas que operaban en el Perú

La Policía estuvo minuciosamente tras los pasos de la banda conocida como Comando Vermelho 

La lucha contra un negocio que mueve millones de dólares y deja a su paso un sinfín de muertes. Foto: Cuarto Poder

Frente a nosotros, más de 67 kilos de cocaína, meticulosamente embalada y lista para su embarque con destino a los muelles de Rotterdam, Holanda.

El espectro de dos poderosas organizaciones criminales brasileñas, temidas en toda la región por lo despiadadas y la total falta de escrúpulos con que manejan sus ilícitos negocios, proyectándose en territorio peruano.

En imágenes, el minucioso seguimiento a la pieza clave en la red establecida por los traficantes. Se trata del ciudadano portugués Gonzalo Simoes, en su rutina diaria, haciendo deporte, pero sin descuidar las coordinaciones para que el acopio de la droga llegue a los enlaces que la despacharán a otros países.

Es el encuentro del portugués con un ciudadano boliviano de origen chino, aún por identificar plenamente, en medio de una calle limeña, que para despistar a los agentes antidrogas a veces se realiza también en un balneario del sur chico, donde el boliviano no pudo resistir la tentación de alquilar una casa con vista al mar, impensable en su país.

Ligado a las actividades de estos dos individuos, el brasileño identificado como Leoles Nacimiento Costa, pivote de la banda conocida como Comando Vermelho (Comando Rojo, en castellano). Según todos los indicios, se desempeñaría como financista esta red criminal.

Una semana después del encuentro captado por la Policía, y con el brasilero y el portugués instalados en Piura y dispuestos a embarcar la droga en el puerto de Paita, se decidió intervenir. El brasilero fue el primero en caer.

Junto al portugués el cargamento de más de 150 kilos de cocaína debidamente embalada y lista para ser camuflada en un cargamento de café con destino a Europa.

Fue así que la alianza entre dos redes criminales de Brasil que operaban al sur de su país, decididas a extender sus tentáculos, terminaron neutralizadas por la policía peruana.  

Con ellos cayó incluso otro prontuariado, preso dos veces en Brasil por tráfico de cocaína, que, muy campante, llegó después a Lima a coordinar un nuevo cargamento.

Junto al brasilero Bruno Botto Da Silva miembro del peligroso PGC, el peruano Jorge Luis Cisneros Riveiro, rebautizado por el comando vermelho como “Presidente”, con un largo rosario de denuncias que van desde el crimen organizado y el tráfico de drogas, hasta el intento de homicidio. 

Encuentros entre estos delincuentes en Miraflores y San miguel. La inteligencia policial los tenía ya en la mira. Los embarques tenían que ser planeados al milímetro.

Junto a este sujeto cayó también el peruano conocido como Presidente. Dos enlaces de organizaciones delictivas muy conocidas en Brasil, apresados en Lima mientras planificaban la salida de cientos de kilos de cocaína.

La detección de las redes internacionales del narcotráfico en nuestro país se va haciendo cada vez más frecuente. Pero ¿Cuántas otras estarán expandiendo silenciosamente sus operaciones dentro de territorio peruano? 

En la lucha contra un negocio que mueve millones de dólares y deja a su paso un sinfín de muertes, el gobierno debe mantener no solo mano firme, sino políticas claras.
 

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