Guerra por cobro de cupos deja un vigilante muerto

No fue una bala perdida, tenía su nombre y aseguraron su silencio para siempre

Domingo al día

Un vigilante acribillado y un sujeto en UCI, dos bandas que se disputan supremacía y territorio. ¿Qué más tiene que ocurrir para que las autoridades entiendan que La Cachina, en San Juan de Lurigancho, es sinónimo de descontrol y cero garantías de salir ileso?

Sin vaqueros ni cabañas como el viejo oeste, pero con un sinnúmero de ajustes bajo la fachada de sicariato y extorsión, así está el mercado informal en el distrito más grande de Lima, que sucumbió a una guerra desmedida por el cobro de cupos a manos de dos bandas criminales, una olla a presión que ningún candidato a la alcaldía de Lima se atreve a tocar.

Cayó abatido entre comerciantes, compradores, testigos, no fue una bala perdida, tenía su nombre y aseguraron su silencio para siempre, quienes conocían a Julio César Valdera Fernández intentaron ayudarlo, fue en vano, el vigilante del Mercado la Cachina murió en su centro de labores, en 10 horas iba a cumplir 21 años

480 puestos están en la mira de dos bandas dispuestas a todo, la policía esta semana puso en marcha a una brigada especial integrada por investigaciones de Dirincri España, especialistas en secuestros, extorsiones y crimen organizado y la jurisdicción de Santa Elizabeth será la más beneficiada en patrullaje a pie y sobre ruedas en 35 puestos estratégicos, una banda desarticulada por día y 70 detenidos en flagrancia son una señal.

A puertas de los comicios municipales esperemos que el próximo alcalde de Lima y de San Juan de Lurigancho tenga en agenda que hacer con la seguridad en este populoso distrito y revertir sus cifras antes que sea tarde.

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