Estrategia de choque

El Gobierno ha sorprendido con una jugada de ajedrez político insospechada. Si el 5 de abril pasado parecía no sobrevivir, hoy el Gobierno de Pedro Castillo pone contra las cuerdas al Congreso con un enroque preparado por Torres, el premier con apellido de pieza de ajedrez que parece ser el articulador de esta nueva estrategia gubernamental que busca de alargarle la vida al régimen.

En efecto. El premier ha dado un giro de tuerca en las últimas semanas mostrándose muy alineado a los argumentos de Perú Libre, cuando en los albores del gobierno actual parecía ser más bien el archienemigo de Vladimir Cerrón. Basta con recordar aquella convulsionada juramentación del primer gabinete ministerial en el centro de convenciones de San Borja, en la que Aníbal Torres y Pedro Francke, designados para las carteras de justicia y economía, se fueron sin juramentar en protesta por la gran cuota de poder de Cerrón en el flamante gobierno.

La guerra al interior del Gobierno traspasó los muros de Palacio y los desencuentros entre la facción “Castillista”, liderada por Torres, y la Cerronista, se hicieron públicos. Sin embargo, hoy curiosamente, los desencuentros han cesado y el Premier Aníbal Torres enarbola un discurso idéntico al que repite Vladimir Cerrón en sus escuelas políticas, centros de formación de nuevos perúlibristas como este, en San Juan de Lurigancho, donde Cerrón estuvo la noche del martes como aclamado orador principal.  

Resulta claro que, luego de los garrafales errores cometidos por el gobierno en las últimas semanas, con protestas desatadas a nivel nacional, paralización de actividades mineras y crisis económica a la vez, el rol del premier de ser el pararrayos del gobierno había dejado ya a Aníbal Torres con la cabeza puesta en la guillotina. Su cambio hubiera sido inminente debido, además, a la cantidad de frases de colección que nos regala semana a semana cargadas, por cierto, con agravios que han generado enfrentamientos hasta con la Iglesia Católica.

Pero detrás del aparente absurdo de sus frases, Torres habría logrado lo que sus antecesores no pudieron: cuajar un acuerdo al interior del más íntimo círculo del gobierno para lograr así la supervivencia en el poder. Ese acuerdo habría sido negociar con el ala cerronista y plegarse a su discurso repitiendo, por ejemplo, que son los grandes grupos económicos los causantes de todos los problemas del gobierno.  

Lo claro es que los exabruptos del gobierno le han pasado una costosa factura en desplantes, como el ocurrido este viernes, cuando los comandos Chavín de Huántar se retiraron de la ceremonia en su honor en plena cara del presidente y se negaron, además, a aplaudir su discurso.

Gestos que delatan altos niveles de rechazo que habrían empujado al gobierno a ejecutar el enroque Torres, el que, según fuentes de Cuarto Poder, consistiría en lanzar a las manos del Congreso una papa caliente como es la tan mencionada Asamblea Constituyente.

Se trata nada menos que de otra de las banderas del Cerronismo que compartía Pedro Castillo durante su campaña pero que, cuando llegó al poder, su entonces ministro de Justicia Aníbal Torres dijo no estar promoviendo.

Hoy, tan sólo meses más tarde, el mismo premier Torres fue quien hizo la antesala al anuncio presidencial en el Consejo de Ministros Descentralizado en Cusco.

Curiosamente, el tema de la nueva constitución ha aparecido también como reclamo en las protestas de esta semana en Ayacucho y Cusco, cuando las razones de los reclamos las semanas anteriores eran otras: alza del costo de vida, alza de los fertilizantes para el sector agrario, entre otras.

Jaque al Congreso. La jugada está hecha y ahora le toca al Parlamento mover sus piezas con sumo cuidado. La presidenta Alva y los alfiles de distintas bancadas deben ahora definir cuál será el futuro de la propuesta, pues el proyecto presentado por el Presidente deberá ir a la Comisión de Constitución y será allí donde se le abrirá la puerta a esta promesa de campaña de Castillo y de Perú Libre o se le cerrará en la cara.