España planta cara al coronavirus en medio de una vorágine de contagios

España es uno de los países más afectados por la pandemia de coronavirus de Wuham que azota al mundo. Hay más de 20 000 infectados y más de 1400 muertos. Los pronósticos no son alentadores: el presidente Pedro Sánchez ha dicho que lo peor está por venir.

La población más vulnerable en ese país, como en otras partes del mundo, son los ancianos, los mayores de 65 años. Sin embargo, la persona más joven que ha muerto en ese país es un chico de Málaga que tiene 21 años y que padecía leucemia.

Según la Unión Europea, España tiene la esperanza de vida más alta del continente con 83.4 años en promedio. Sin embargo, la enfermedad ha logrado filtrarse y diseminarse rápidamente lo que tiene al sistema de salud en alerta a y a un millar de muertos pese a los pronósticos inciales.

En ese país, aunque Madrid concentra la mayoría de los casos, el virus no es exclusivo de las grandes ciudades. Por ejemplo en Aragón hay cerca de 400 infectados y 17 fallecidos. Una cifra nada desdeñable.

Los entierros, por ahora, están prohibidos en España. Todos los muertos por coronavirus son cremados y a sus exequias solo puede acudir un familiar. Incluso el duelo está de luto.

Los trabajadores de la salud en ese país también son población muy vulnerable. Por ejemplo, hay más de 500 sanitarios infectados y una enfermera fallecida por este virus.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha señalado que el pico máximo debe llegar en unos pocos días. El Estado de Alarma se extenderá pero no se sabe por cuánto tiempo, y los primeros en estar al pie del campo de batalla sanitario son los médicos.

En cuanto a la educación, también ha sufrido los estragos. Por ejemplo los exámenes de ingreso a las universidades han quedado suspendidos y algunos centros educativos dan clases virtuales.

Por ahora solo están autorizadas a circular en el país las mismas personas que en Perú: sanitarios, policías, ejército, personal que trabaja con alimentos. 

Lo que pase en adelante con España puede ser un indicador de cómo evolucionará este mal en Europa. Por ahora, el panorama no parece para nada halagüeño.

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