Edwin Oviedo: el caso por el que dictaron 18 meses de prisión preventiva en su contra

La antesala para esta resolución contra el directivo de la FPF ocurrió un día antes en Lima, cuando se le detuvo por el caso 'Los cuellos blancos del puerto'

(Foto: Captura/Video: Cuarto Poder)

Edwin Oviedo Picchotito, enmarrocado en la puerta de su casa, era quizá la imagen que más temía el empresario azucarero. Mudo por el impacto, el hasta hace unos días el poderoso presidente de la Federación Peruana de Fútbol, pasó el trago amargo en la mesa de su casa en San Borja, ya ataviada de detalles navideños y escuchó atentamente a la fiscal Roció Sánchez, la orden de detención preliminar y consecuentemente, los delitos que se le imputan en el caso 'Los cuellos blancos del puerto'.

Según la acusación de la fiscal Rocío Sánchez, Oviedo habría usado su cargo como máximo representante de la Federación Peruana de Fútbol para expandir la red de corrupción y mantener hegemonía e impunidad.

La Federación Peruana de Fútbol en San Luis también fue allanada. En busca de documentos que permitan corroborar los supuestos vínculos entre Oviedo y el ex juez supremo César Hinostroza. Y es que al empresario azucarero se le acusa de haber hecho favores y entregado dádivas al hoy prófugo juez a cambio de protección judicial, en el caso Los Wachiturros de Tumán.

Y es que nada es gratis en esta vida. Según los colaboradores eficaces, Hinostroza le habría dado algunas “ayuditas” a Oviedo en materia judicial. En una casación y en una medida cautelar que lo alejaba de toda investigación en Chiclayo, con eso, el juez supremo tuvo amplia libertad para pedirle lo que quisiese. Como entradas para las eliminatorias al mundial de Rusia y también entradas para ver jugar a la selección en Rusia. Si bien Oviedo no habría hecho el pago directamente, el testigo asegura que lo hizo a través de un tercero, pero el empresario azucarero terminó reembolsando el gasto. 13 mil dólares exactamente. Los favores no paraban, desde alentar a la selección hasta terminar con las contracturas musculares del juez.

En el expediente fiscal, se consigna mensajes de texto, audios, correos electrónicos y declaraciones de testigos eficaces que han revelado los nombres de las amistades peligrosas que integran esta supuesta red criminal, que va desde Antonio Camayo, César Hinostroza y el suspendido Juez Walter Ríos, entonces presidente de la Corte Superior del Callao, entre otros funcionarios. El caso Los cuellos blancos del Puerto involucra a jueces, empresarios y ex miembros de la magistratura. En esta red de favores judiciales por beneficios y dinero se evidenció la conveniente cercanía entre Edwin Oviedo y Cesar Hinostroza, la voz cantante en esta agrupación.

Efectivamente, con una medida cautelar dudosa, según las autoridades, amañada por Hinostroza, Oviedo pudo viajar a Rusia sin preocupaciones con la selección de futbol. Mientras en Chiclayo el ambiente era de decepción para el Fiscal de Crimen Organizado Juan Carrasco Millones, pues quedó congelado el pedido de prisión preventiva contra Oviedo, acusado de ser el líder de los Wachiturros de Tumán y por ordenar la muerte de dos dirigentes azucareros, que había solicitado en mayo de este año. Pero en medio de la fiebre del mundial, los audios de la vergüenza trajeron abajo el telón de esta red de corrupción de alto vuelo.

Un audio tras de otro, los peruanos íbamos sabiendo hasta donde llegaba la infección de la corrupción en el país. Y ya sin la anestesia del sueño mundialista, con Perú fuera de la competencia, a Oviedo le empezarían las taquicardias. Al escucharse sus conversaciones con el cuestionado juez Hinostroza.

En el caso de los cuellos blancos, Junto a Oviedo otras cuatro personas fueron detenidas por diez días. Entre ellos, su abogado Juan Carlos Isla. Quien fue bajado del Avión que lo traería de Chiclayo a Lima. Según el colaborador eficaz, Isla era asesorado por Hinostroza para presentar escritos que bloqueen las investigaciones contra Oviedo en Chiclayo, y sabía perfectamente la cantidad que se le pagaba a Hinostroza por el favor jurídico, tres mil trecientos al mes.

Además, también fue detenido el ex procurador del poder judicial, Roly Capcha Requena, quien informaba aparentemente, los casos de Oviedo a Hinostroza. También Alberto Chang Romero, sindicado por ser el financista de las entradas a los partidos en Rusia. Y Javier Prieto Balbuena, gerente de la empresa Nacional del Puerto, Enapu, por tener estrechos vínculos con Walter Ríos y los ex miembros de la Magistratura.

El viernes, cuando el Juez de Chiclayo, Carlos Chanamé dictó 18 meses de prisión preventiva contra Edwin Oviedo por el caso de los Wachiturros de Tumán, en el que se le acusa de ser el líder de una organización criminal, el empresario azucarero recibía la estocada que lo dejaba fuera de todas las canchas.

El caso los wachiturros de Tumán se inició en el 2015 y desde ese entonces el fiscal Juan Carrasco, ya tenía en la mira a Oviedo Picchotito, como autor mediato de los crímenes de Manuel Rimarachín y Percy Farro en Tumán, ex dirigentes de la empresa azucarera. Muertes que retumban en la cabeza de Oviedo y también en la de los trabajadores de la azucarera.

Durante los tres años de investigación, la tesis del fiscal Carrasco fue la misma. Oviedo sería cabecilla de una organización criminal enquistada en la azucarera Tumán, cuyo objetivo habría sido apoderarse del patrimonio de dicha empresa. Y para lograrlo, habría organizado brazos administrativos, legales y armados.

El representante de los trabajadores cuenta, que ese sistema habría estado funcionando desde 2006 – 2007 y que cuando los trabajadores se dieron cuenta empezaron a protestar y tras eso, llegaron las represalias. Atentados contra las casas de los dirigentes “reclamones” y hasta muertes como el ocurrido en octubre del 2012, sicarios en motos lineales, esperaron que el trabajador Manuel Rimarachin saliera de su casa, para asesinarlo. Completamente ensangrentado y aún con vida, reconoció a sus asesinos y logro decir sus nombres.

Según los deudos, Víctor Rodríguez Ortiz, era el jefe de seguridad de la empresa azucarera, y era el brazo armado en la organización. Él en las instalaciones de la empresa, preparaba a un grupo de hombres a disparar. Como se recuerda, Cuarto Poder logró entrar a las instalaciones de la azucarera y esto encontró.

Entre la gente entrenada habrían estado los asesinos de Rimarachin. Para los familiares de Rimarachin, resultó extraño, que el día del crimen, personal del grupo Oviedo les pidiera no revelar los nombres de los asesinos a las autoridades.

Este episodio está incluido en el requerimiento de prisión preventiva por parte de la fiscalía. Aquí se consigna que Ana María Yesquén, la mujer que mencionan los deudos de Rimarachín, forma parte del aparato logístico y recurso humano dentro de la organización y habría cumplido la orden de Edwin Oviedo y de segundo Ordinola, al haber encubierto los nombres de los autores de la muerte de Rimarachin Cascos. y por haber intentado de convencer al hijo del fallecido de no denunciar públicamente a los autores del crimen.

El segundo crimen, que se le imputa a Oviedo, es el de Percy Farro Witte, ocurrido en mayo del 2015. Aquel día unos sicarios, le dispararon minutos antes de una reunión con trabajadores de la azucarera.  Las heridas que han dejado las dos muertes no han cerrado en Tumán.

Cuando se hicieron públicos los CNM audios o también llamados audios de la vergüenza, se empezó a conocer la terrible corrupción en la esfera más alta del poder judicial. Entonces cuando se conoció que Edwin Oviedo era cercano al cuestionado juez Cesar Hinostroza, y que también había audios entre ellos, esto elevó las sospechas de posibles nexos de Oviedo con la red criminal los cuellos blancos del puerto, que involucra jueces, empresarios y ex miembros de la magistratura y que por dádivas lo habrían favorecido en sus procesos judiciales.

Para el fiscal Carrasco, las piezas del rompecabezas empezaba a armarse, aún más con la declaración de testigos eficaces. Días atrás, el abogado de Edwin Oviedo, José Carlos Isla, desmerecía la investigación fiscal y minimizaba las imputaciones. Ahora la situación legal de Edwin Oviedo está más complicada que nunca. Afronta una prisión preventiva por el caso los Wachiturros en el juzgado de Chiclayo y una detención preliminar por el caso de Los Cuellos blancos del puerto en Lima.

De todos modos, Oviedo podría terminar en un penal en Lima o en Chiclayo, y recluido seguiría sus procesos judiciales, si así lo deciden las autoridades. Por lo pronto su cargo en la federación de futbol ha recaído temporalmente en Agustín Lozano. En época de deseos, esperemos que esto no manche el futbol peruano, que no siga emanando amargura en la azucarera Tumán y que se destierre las hermandades y compadrazgos de corrupción.

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