COVID-19: Ellos son los encargados de recoger a los muertos en Lima

La mayoría son venezolanos y a diario recogen cadáveres de hospitales y viviendas

Trabajadores recogen a los fallecidos en Lima. Foto: captura de video Cuarto Poder

Mientras el COVID-19 avanza en el país, ellos también son parte de la primera línea que lo enfrenta, junto a médicos, enfermeros y miembros de las fuerzas del orden. Son los acopiadores de cadáveres

Estas personas, en su mayoría venezolanos son los encargados de recoger los cadáveres de los diferentes hospitales y viviendas de la capital, además desinfectan el lugar. Ya sea en una van o en una carroza fúnebre, estos hombres aplanan la ciudad en busca de aquellos que perecieron a costa de este virus que no hace distingos. 

Ya sea en un cerro de la periferia o en una construcción de material noble de cualquier distrito limeño, ellos acuden en medio del sufrimiento de los familiares de las víctimas.

Según contaron a Cuarto Poder, el miedo también es parte de su día a día, pues temen contagiarse de COVID-19.

Los venezolanos dejaron su país para llegar a esta tierra donde hoy cumplen una labor trascendente, pero que a la vez les exige una alta demanda emocional. 

Alexander Carvallo, sostuvo que en Venezuela era mecánico y le tenía miedo a los muertos, pero ahora en el Perú, los recoge por necesidad.

El crematorio Piedrángel es dirigido por los hermanos Henry, Miguel y Edgar Gonzáles León. El 70 % de su personal es de nacionalidad venezolana.

Piedrángel administra el crematorio del cementerio Santa Rosa de Chorrillos de la Policía Nacional del Perú, uno de los de mayor capacidad en la ciudad. Hoy, cerca del colapso. 

Henry Gonzáles, gerente Piedrángel sostiene que han tenido momentos en que no se dan abasto y han dicho “no podemos recoger”.

En Piedrángel se confeccionan los ataúdes, las bolsas de lona en las que se colocan a los fallecidos y las urnas en las que finalmente los familiares recogen las cenizas. 

Trabajan cerca de 100 personas, 38 de las cuales se dedican al acopio de los cuerpos. Los peruanos Álex Aza y César Mesa y el venezolano Luis Serpa, conforman uno de los tantos equipos.  

Según relató Álex Aza su unidad llega a recoger entre 60 a 70 cadáveres diarios. Para ellos ya es algo normal, pero siempre con todos sus equipos de protección.

Luego de este servicio, parten rumbo al crematorio del cementerio Santa Rosa, donde los cuerpos serán incinerados para luego ser entregados a sus familiares. 

Un trabajo extenuante, pero que es muy bien remunerado. En promedio, entre sueldo y bonificaciones de sobretiempo, un acopiador puede ganar entre cuatro mil a cinco mil soles. Una variable que pesa a la hora de enfrentar el riesgo y el temor.  

Caminan al costado del riesgo, pero cumplen su labor. Una tarea que podría ser menos intensa si no fueran tantos los que no obedecen las medidas de seguridad y restricción.

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