El partido se reanudó, pero en el descanso los futbolistas del Albacete se negaron a seguir jugando, solidarizados con su compañero insultado.
Roman Zozulya fue cedido al Rayo en 2017 por el Betis, pero parte de la hinchada vallecana presionó para que la operación no se completara esgrimiendo que el internacional ucraniano de 30 años tenía vínculos con la ultraderecha.
El jugador, que explicó que simpatizaba con el ejército ucraniano en el conflicto contra los prorrusos pero negó cualquier relación con la extrema derecha, tuvo que volver al Betis y posteriormente fichó por el Albacete.
La Liga manifestó su "acuerdo" con la decisión de la suspensión, añadiendo que trabaja para "erradicar la violencia, el racismo y la xenofobia en los estadios".
"Es una noche muy triste para el Rayo y para el deporte", señaló a la prensa el presidente del Rayo Raúl Martín Presa.
"Condenamos con firmeza los insultos de una parte de los aficionados, situados en un fondo, hacia un jugador adverso. Sentimos pena y vergüenza de que esto haya pasado", subrayó el presidente, añadiendo que "habló y abrazó a Zozulya porque es un ser humano y merece respeto". AFP