Video: Cuarto Poder
La nada graciosa situación de la centenaria Universidad Nacional San Marcos y un rector con ganas de quedarse, con un perfil preocupante y cuyo apellido bautiza una ley que busca darle un zarpazo a la ya aprobada Ley Universitaria.
Aseguran que cada uno de los movimientos de Pedro Cotillo persigue un solo fin: mantenerse en el cargo contra viento y marea. De él se ha dicho de todo. Lo han acusado de corrupto y hasta han hecho mofa de su nombre. De Pedro Cotillo ha pasado a ser Pericotillo.
Esta semana el rector de la cuatricentenaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha sido el protagonista ausente de acaloradas discusiones por un proyecto de ley que pretendía que los rectores de las universidades públicas se mantengan en sus cargos más allá de la fecha límite que se les ha fijado el 31 de diciembre.
Esta es la historia de una universidad nacional que genera cerca de 200 millones de soles que nadie parece fiscalizar. Una historia de atractivos pagos, de subvenciones y otras bonificaciones que engrosan los sueldos de unos pocos y que han convertido a la Decana de América en el bastión de la resistencia a la nueva Ley Universitaria.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos es una de las universidades públicas del país que cubre casi la mitad de su presupuesto con recursos propios.
Tienen un presupuesto general de más o menos 480 millones. De estos, unos 200 salen principalmente de los exámenes de admisión, del centro preuniversitario, de la unidad de posgrado, del alquiler del estadio y de los arriendos de los innumerables inmuebles que tiene San Marcos como estas galerías ubicadas cerca al mercado Central y en Mesa Redonda. Este dinero sirve para cubrir los gastos y pagar también por ejemplo algunas subvenciones que recibe el rector.
Pero, según Julio Palomino, quien es el principal asesor y, además, asesor financiero del rector, no hay ningún misterio en torno a lo que gana el Dr. Pedro Cotillo. Son simples leyendas urbanas las que afirman que el rector gana diez veces más de lo que asegura.
Lo cierto es que en San Marcos el dinero entra por millones, pero Julio Palomino asegura que esa no es la razón por la que no se quieren ir. Alega que se pretende inconstitucionalmente recortar el mandato del rector Cotillo, gestión que vence el 31 de mayo del 2016, fecha que aseguran harán respetar así tengan que recibir el año nuevo en la Ciudad Universitaria.
San Marcos es la única universidad pública que no cuenta aún con nuevos estatutos tal y como se exigen en esta etapa transitoria de adecuación a la ley universitaria. Y si bien cuenta con un comité electoral está cuestionado.
Por otro lado, los representantes de los trabajadores quieren también que se ejecute la ley y exigen aumentos y beneficios, pues afirman que dinero hay.
Urge aquí transparencia en los fondos y la Contraloría es la llamada a hacerlo, una auditoría que beneficie a todos: a la comunidad sanmarquina pues así conocerá cómo se manejan los ingresos y gastos de los recursos propios y de la propia gestión del polémico Dr. Cotillo.
San Marcos debería liderar la reforma universitaria y predicar con el ejemplo, pues nos guste o no las leyes están hechas para cumplirse.