¿La contaminación visual electoral es efectiva?
Usted qué opina ¿son efectivas o no?
Todos los años, cuando se acercan las elecciones presidenciales, congresales, regionales o municipales las calles y avenidas de la ciudad se ven de pronto invadidas por paneles de todos los tamaños y todos los colores. Sonrisas congeladas, forzadas y fotográficamente retocadas nos observan desde todas las esquinas invitándonos a depositar nuestra confianza en ellas. Pero ¿qué tan efectivo es este tipo de publicidad?
Para el publicista Sandro Venturo los paneles electorales no son efectivos: "Los candidatos que se supone van a ser elegidos para mejorar el ornato, no están capacitados para mejorar la ciudad // Pienso en el criterio estético con el que estás personas se manejan y dudo mucho que puedan hacer de Lima una mejor ciudad".
Lo único que dicen los paneles electorales es básicamente “existo, por favor vota por mí”, pero en lugar de lograr su cometido lo que consiguen realmente es infestar nuestras calles de grandes carteles que ocultan el paisaje y contaminan visualmente la ciudad.
Si analizamos los mensajes que acompañan a las sonrisas nos daremos cuenta que estos no dicen mucho. Todos evocan grandes ideales como la honestidad y plantean grandes problemas como la inseguridad ciudadana. Pero a ninguno se le ocurre proponer una sola solución.
Pero estos paneles no sólo atentan contra la estética y el ornato, sino que en muchos casos pueden ser un verdadero peligro.
Todos los años, cuando se acercan las elecciones presidenciales, congresales, regionales o municipales las calles y avenidas de la ciudad se ven de pronto invadidas por paneles de todos los tamaños y todos los colores. Sonrisas congeladas, forzadas y fotográficamente retocadas nos observan desde todas las esquinas invitándonos a depositar nuestra confianza en ellas. Pero ¿qué tan efectivo es este tipo de publicidad?
Consternados por la cantidad de publicidad electoral que infesta las calles nos preguntamos cuánto cuesta hacer un panel como estos. Y para averiguarlo llegamos a la meca de las gigantografías publicitarias: la av. Wilson en el cercado de Lima.
Para el publicista Sandro Venturo, la falta de originalidad en el diseño de los paneles y de los slogans que acompañan las fotografías de los candidatos es el reflejo de un problema de fondo. En realidad la gran mayoría de candidatos dice nada en su publicidad porque en el fondo no sabe qué decir. Y ese es el verdadero problema de fondo.