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Comunicaciones interceptadas dan cuenta de la preocupación de Roberto Torres por ocultar pruebas del delito

Lo que más les preocupaba era el maletín lleno de dinero escondido en la casa del ex alcalde

La investigación para desbaratar la mafia “Los limpios de la corrupción” incluyó interceptaciones telefónicas al suspendido alcalde de Chiclayo Roberto Torres y su entorno más cercano. 

Mientras la Policía y la fiscalía de Lambayeque allanaban la casa de Katiuska del Castillo, el agente de seguridad personal de Torres, Víctor Pérez Bustamante, lo llamó para advertirle lo que estaba ocurriendo. Torres también llama a una persona no identificada para pedirle más detalles. En estas comunicaciones lo que más les preocupa es el maletín lleno de dinero escondido en la casa de Torres, maletín que la Policía finalmente encontró.

Su novia Katiuska, por su parte, cuando trabajaba en el archivo general de la municipalidad ganaba 1,044 nuevos soles y vivía como millonaria. Terrenos, inmuebles, vehículos y fajos de billetes prácticamente en cada rincón de la casa de 4 pisos que ocupaba. Cuando los agentes que la allanaron ingresaron a su habitación, ella parecía más preocupada por las sábanas de la cama que compartía con el alcalde que por los cientos de miles de soles que encontraban a cada paso.

A los investigadores les dijo que sólo se dedicaba a los quehaceres del hogar y que su pareja el alcalde le daba una mensualidad de 3 mil nuevos soles para los gastos de la casa. La opulencia en la que vivía era una señal inequívoca del origen ilegal del dinero que manejaba. En su habitación la policía encontró 59 pares de zapatos, 10 carteras, 16 perfumes, 52 pantalones y centenares de otras prendas, todas de las marcas más exclusivas del mercado. Además de por ejemplo, un costoso juego de cubiertos de plata con engastes de oro.
Afirmó que todos sus gastos personales, incluyendo sus tarjetas de crédito y el auto rojo que conducía, eran pagados por Beto Torres. En su defensa aseguró que desconocía la procedencia de los cientos de miles de soles hallados en su casa. Que ella sólo lo apoyó durante la campaña electoral y que no tenía otro vínculo con su trabajo en el municipio.

Ambos personajes han dado señales de haber tomado caminos legales diferentes para enfrentar a la justicia. Ella seguirá diciendo que no sabía que los millones con los que se daba la gran vida eran fruto de la dilapidación de recursos de la comuna chiclayana. A él sólo le quedaría admitir su responsabilidad en todos y cada uno de los delitos de los que se le acusa.

Del imperio que la pareja había construido gracias a una red de corrupción que trabajó bajo sus órdenes, hoy no queda ni siquiera la sombra. Sólo la amenaza de pasar las siguientes 3 décadas tras las rejas.

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