Trata de personas: la dramática situación en La Pampa

Ni siquiera la Policía se atreve a ingresar al lugar a menos que sea para el levantamiento de cuerpos

Trata de personas es un grave problema en Madre de Dios

La Pampa, está ubicada entre los kilómetros 87 y 130 de la carretera Interoceánica, en Madre de Dios. Los mineros ilegales en la Amazonía vienen destruyendo los bosques de la región, pero la fiebre por el oro, no sólo destruye miles de hectáreas de selva virgen, sino también ha originado la esclavitud de mujeres, niñas y adolescentes.

“Muchas veces son engañadas, haciéndoles ofertas laborales con requisitos excesivos incluso sin experiencia laboral […] Y luego, cuando llegan al lugar ven que esas ofertas laborales no existen”, indica el Director de Lucha contra la trata de Personas del Ministerio del Interior.

No se sabe con exactitud cuántas personas habitan en La Pampa, pero se estima que en los 15 campamentos clandestinos de minería ilegal que existen, habría más de 20 mil. De esta cifra, es incalculable aún el número real de mujeres, atrapadas en medio de la selva.

Según un testigo, las mujeres a las que se obliga a prostituirse, que se rehúsan a obedecer, se revelan ante los dueños de los prostibares o intentan huir, son asesinadas.

 “Es muy difícil que puedan salir por sus propios medios […] Y si aun así lo intentan, las recluyen y la mantienen vigilada y como ellos tienen que recuperar su plata si o si, la única forma es prostituyéndolas”, cuenta el testigo.

Después del narcotráfico y el tráfico de armas, la trata de personas es, de los negocios ilegales más rentables. En el Perú las formas en las que se presenta este delito son variadas.

“Estos fines de explotación pueden ser sexual, para damas de compañía/ puede ser laboral con horas excesivas de trabajo puede ser para mendicidad en el caso de niñas y adolescentes”, explica el Director de Lucha contra la trata de Personas del Ministerio del Interior.

En lo que va de este año, la Policía ha registrado 236 denuncias por trata de personas siendo Lima, la región con más casos, seguida de Puno y Madre de Dios. En esta última región, el fenómeno principal es la explotación sexual.

La mayoría de estos casos está precisamente en La Pampa donde abundan los llamados ‘prostibares’ lugares insalubres, donde explotan a las mujeres. Aquí son llamadas ‘ficheras’, mujeres que beben y bailan con los clientes, soportando sus tocamientos y accediendo a los llamados ‘pases’.

 “Acá la palabra ‘pase’ es tener relaciones sexuales por dinero y cada pase cuesta hasta 200 soles y para salir hacer el pase debe pagar la salida de 200 soles al dueño del local”, menciona el testigo.

Despojadas de dignidad y de dinero, son arrojadas a la insalubridad más escandalosa. Las mujeres dedicadas a la prostitución en La Pampa no suelen pasar por análisis médicos, casi todas tienen enfermedades de transmisión sexual y el 30 % tendría VIH; ninguna de ellas usa algún método anti conceptivo.

En  la Posta Santa Rosa, la más cercana a La Pampa, a 30 kilómetros de distancia, el único medico serumista estaba de día libre así que un obstetra o una enfermera atiende toda clase de emergencias. La farmacia tiene un stock menos que básico.

En La Pampa, todo mundo sabe que reinan la delincuencia y bandas organizadas. La Policía sólo entra a constatar muertes. El único puesto policial de auxilio rápido está ubicado también a 30 kilómetros de distancia y sólo hay 3 policías para combatir tamaña delincuencia.

En las pocas interdicciones, se logra rescatar a algunas mujeres, que no tienen dónde llegar. No hay albergues especializados. “No hay pues para víctimas de trata no tenemos, hay uno pero es para violencia familiar y tiene un cupo limitado”, explica la coordinadora de PROMSEX Balbina Cárdenas Yucra.

Esta semana que se celebró el día contra la Trata de personas, la ministra de la mujer Ana María Romero y la congresista Indira Huilca llegaron hasta la zona de La Pampa.

Pero con sentencias como la emitida hace unos días por los jueces supremos de la Sala Penal Permanente de la corte Suprema, presidida por Javier Villa Stein, se evidencia que la lucha contra la trata es un camino plagado de espinas.

En un caso de presunta trata de personas ocurrido en Madre de Dios, está sala exculpó a la propietaria de un bar, donde se halló a una menor de edad que trabajaba como dama de compañía. Los jueces argumentaron que para que se configure el delito de trata debe ser explicita la voluntad tratante hacia la victima.

Todos los días más niñas y adolecentes desaparecen. Son arrancadas de sus familias y obligadas a la esclavitud sexual sin que se haga algo concreto para impedirlo.

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