Sacerdote involucrado en casos de pedofilia en EE.UU. ejerce en Chimbote

Se trata de Edgardo Arrunátegui Jiménez, quien se encuentra actualmente en Chimbote

Pero el hombre bajo la sotana es Horacio Jiménez Arrunátegui

“Comunicado de Prensa, Diócesis de Orange CA USA. La Diócesis de Orange reportó al John Jay College Of Criminal Justice que 16 sacerdotes fueron acusados por 47 personas, ellos son: Franklin Buckman, Michael Pecharich y Edgardo Arrunategui Jiménez…”, esta lista de curas, acusados por pedofilia, fue parte de la investigación que el prestigioso diario estadounidense Boston Globe hiciera pública en el 2002 y que inspirara la película Spotlight.

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En este destape, la unidad de investigación del diario logra recabar evidencias, testimonios y documentos que situaban a cientos de sacerdotes de diversas diócesis del país frente a graves acusaciones de abuso sexual contra menores. No hubo sanción para los curas a pesar de los más de mil testimonios de personas que aseguraron haber sido abusados sexualmente durante la década de los ochenta.

Por el contrario, muchos de ellos con ayuda de la misma Iglesia salieron de Norte América con distintos destinos para no enfrentar las investigaciones. Fue el caso de este hombre, diocesano tumbesino ordenado por la iglesia católica en 1983.

Pero el hombre real debajo de la sotana es Horacio Edgardo Jiménez Arrunátegui (aunque poca gente lo sepa en Chimbote), un sacerdote peruano que en Estados Unidos ejerció con su segundo nombre y apellido: Edgardo Arrunátegui, a quien desde hace ya 15 años, fieles de la iglesia Santa María en Fullerton intentan ubicarlo, para que responde por varios pecados que, definitivamente, no se pueden perdonar ni olvidar.

No tiene capilla ni vive en un centro religioso, por el momento su trabajo es celebrar solo algunas misas en un hospital de Chimbote, donde aprovecha estos pequeños momentos para hacer peculiares plegarias a Dios.

Retornó al puerto pesquero desde España, pocos fieles sabían quién era el padre Edgardo, hasta ahora, donde los mismos sacerdotes de Chimbote han sacado a la luz el pasado del religioso Jiménez, entre ellos el padre Luis del Carpio.

El 2004 la diócesis de Orange en California envió en un comunicado al John Jay College Of Criminal Justice, institución dedicada a la investigación de religiosos pedófilos, una lista con 16 sacerdotes de su jurisdicción acusados de cometer abuso sexual contra menores de edad durante la década de los 80 en esa espeluznante lista se lee: Edgardo Arrunátegui Jiménez.

Desde ese momento, el sacerdote, no se sabe si voluntariamente o por alguna orden eclesiástica, se volvió un asiduo viajero. Dejó los Estados Unidos y nunca respondió ante alguna autoridad judicial norteamericana sobre los cargos que la misma diócesis describe: “abusos sexuales”.

La unidad de investigación de Cuarto Poder accedió a su record migratorio histórico, documentos demuestran que durante esas fechas el padre no paró de viajar a México, Ecuador, Estados Unidos, Panamá, otra vez Ecuador, Cuba, hasta que terminó en España.

En los documentos actuales de la Iglesia aparece que se encuentra en España, pero no; está aquí, en Perú, a 6 horas de Lima, en el puerto de Chimbote, viviendo en una casa de la zona conocida como Trapecio, donde lo encontramos por la tarde llegando junto con un menor de edad.

Voto de silencio. Prefiere no dar una sola explicación sobre el comunicado de su propia diócesis cuando estuvo en USA. Su único vocero autorizado, según el padre, es el mismísimo Obispo, Ángel Francisco Simón.

Para el Monseñor el comunicado de la diócesis no tiene mucho valor, pues asegura que el padre Horacio no aparece en ninguna lista oficial de la iglesia episcopal de Estados Unidos como pedófilo.

El Obispo consultó con sus colegas en Estados Unidos el nombre de Horacio Jiménez Arrunátegui, sin embargo, el nombre con el que lo conocían en la diócesis de Orange County es Edgardo Arrunataegui Jiménez, la letra “a” adicional en su apellido puede explicar su ausencia en la lista.

Al consultar en la lista de los sacerdotes acusados por abuso sexual agregando la letra “a” a su apellido, aparece Edgardo Arrunataegui Jiménez, misma foto, misma nacionalidad, mismo delito.

En Chimbote hay más casos. El mismo padre Luis del Carpio ha sido denunciado por el Obispo por tocamientos indebidos a una adolescente chimbotana, hecho que para él es una venganza por atreverse a denunciar malos manejos en el arzobispado y la presencia de otro sacerdote británico, quien dentro de la Iglesia habría reconocido las denuncias por pedofilia.

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Jiménez acaba de ser nombrado capellán del hospital de Chimbote; mientras tanto, casi 15 años después del comunicado de la diócesis de Orange County, con un silencio absoluto sus acciones pareciera que quedarán olvidadas, por los siglos de los siglos.

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