Olivia Arévalo: volante pedía captura del canadiense Sebastian Woodroffe

Prueba de absorción atómica determinará si el canadiense acribilló a la lideresa shipibo-konibo

Lo ocurrido en Pucallpa, Ucayali, es la aplicación del ‘ojo por ojo’. Primero, asesinaron de tres balazos a la curandera y lideresa shipibo-konibo, Olivia Arévalo y después, comuneros de la zona, tomaron venganza y ahorcaron, hasta la muerte al canadiense Sebastian Woodroffe, de 41 años.

Ella fue baleada el jueves en la noche, y el primero en ser señalado como el autor del crimen fue un extranjero que había llegado a la comunidad donde vivía la curandera, para pedirle un ritual con ayahuasca. Este le pidió que cante un ícaro, pero lo que se escuchó después fueron cinco disparos. Tres de esas balas acabaron con la vida de la llamada “maestra Olivia”.

Primero, organizaciones de la sociedad civil y políticos especularon que se trataba de una acción del crimen organizado asentado en la Amazonía para traficar madera ilegal. Pero el viernes 20 circuló un  volante, reproducido por el portal “servindi.org”, con dos fotografías del presunto autor del asesinato de la lideresa.

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El volante decía: “Se busca. Sebastian Woodroffe. De nacionalidad canadiense”. Líneas abajo, se hacía este llamado: “Por favor, hermanos, ayuden a pasar esto por Facebook. Este es el hombre que asesinó a la maestra Olivia Arévalo, después de hacerle cantar un ícaro. La encontró sola, le pidió que cante y después la mató. Esperamos que lo encuentren. Se paga recompensa”.

La petición estaba firmada por un tal Julián Arévalo, quien, por el apellido, podría tratarse de un familiar de Olivia Arévalo. En Facebook, hay un maestro chamán shipibo-konibo del mismo nombre, quien aparece en fotografías al lado de la fallecida lideresa. 

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Mientras los restos de Olivia Arévalo eran velados, Pucallpa se enteró de que Woodroffe había sido capturado por un grupo enardecido de comuneros, luego golpeado y torturado, y finalmente, arrastrado con una cuerda que un hombre le ató al cuello.

Delante de menores de edad, el canadiense fue cruelmente asesinado. Su ejecución fue grabada y el video transmitido poco después por el medio local Zona Pucallpa Noticias.

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Woodroffe fue enterrado en un lugar cercano a la comunidad de Olivia Arévalo y una hora después, de acuerdo a información proporcionada por el periodista pucallpino Cecilio Soria  a Cuarto Poder, más de cien policías se dirigieron a la comunidad Victoria Gracia para buscar el cadáver y capturar al asesino del canadiense.

De acuerdo a Soria, casi se produce un enfrentamiento entre los comuneros y los efectivos policiales, pero, por suerte, no ocurrió. El cadáver del canadiense fue llevado a la morgue de Pucallpa, donde le practicaron la prueba de absorción atómica, análisis que dirá si este hombre disparó o no el día del crimen de la líder indígena.

¿QUIÉN ERA SEBASTIÁN WOODROFFE?

Sebastian Woodroffe llegó a la Amazonía interesado en estudiar tratamientos alternativos para la adicción a las drogas. Quería convertirse, como él mismo escribió en la página web Indiegogo, en el año 2014, en un “consejero en adicciones”.

¿Woodroffe tenía motivos para dispararle a la curandera?  El volante que ‘pedía su cabeza’ circuló en Pucallpa desde el viernes 20. ¿Lo supieron la Fiscalía y la Policía?.

Lo que se impuso no fueron la ley ni la justicia, sino el ajusticiamiento y el ojo por ojo. Ahora, la Policía y la Fiscalía están obligadas a esclarecer los dos asesinatos. En medio del horror, es lo menos que deben hacer. 

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