Chile: indignados tomaron las calles para exigir cambio radical a la clase política

Más de 1 millón de personas tomaron las calles de Santiago de Chile el último viernes para protestar contra el gobierno y políticas que tienen descontenta a la población. Una manifestación de tal envergadura no se registraba desde 1990, cuando Augusto Pinochet cayó y el país del sur volvió a la democracia.

"Chile despertó", "Hasta que la dignidad se haga costumbre", "No más conformismo, Chile no es el mismo", son arengas que se escucharon por todas las calles de la capital el último fin de semana.

Este es el rostro de los ciudadanos que se sienten al margen del desarrollo en los últimos 30 años en su país. Ellos se manifiestan en contra de la desigualdad, el alza del costo de vida y un cambio para nuevas reformas sociales y económicas.

"Chile es un verdadero oasis en una convulsionada América Latina", decía días antes de que estallen las protestas el presidente Sebastián Piñera producidas por el aumento en el costo del boleto del Metro.

Estas protestas dejaron 19 muertos, entre ellos tres peruanos, más de 600 heridos y por lo menos unos 7 mil detenidos. También hay registro de excesos por parte de policías y militares en contra de los civiles.

El milagro económico chileno al parecer ha ignorado las demandas de la sociedad que se siente abusada. El 1% del sector más adinerado accedió al 26.5% de la riqueza neta del país.

Mientras que el 50% de los hogares con menos ingresos se quedaron solo con el 2.1% de esa riqueza. Los manifestantes se quejan de que sus salarios no alcanzan para cubrir el costo de vida.

Ante las protestas, el presidente Piñera pasó de decir que su gobierno estaba "en guerra" a pedir perdón por la falta de visión de la clase política y presentó medidas para aplacar la tensión en el país. Chile mandó un mensaje fuerte y claro: no están dispuestos a seguir pateando piedras, como reza la canción de Los Prisioneros.

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