El VAR se 'aplicó' en el fútbol peruano 15 años antes del Mundial Rusia 2018

Bruno Ortiz Jaime

El VAR (Árbitro Asistente de Video) tuvo un antecedente insólito nada menos que en el Descentralizado peruano hace 15 años, cuando el entonces árbitro Víctor Hugo Rivera invalidó un gol apoyándose en una repetición video durante un partido entre Sporting Cristal y Sport Boys, dirigido entonces por Jorge Sampaoli.

El 26 de octubre de 2003, por la fecha 13 del Torneo Clausura, Cristal recibía a Boys en el todavía estadio San Martín. Los rosados se habían adelantado 2-0 en el marcador cuando el local tuvo un tiro libre. Martín Vásquez ejecutó un gran tiro libre y el arquero rosado Johnny Vegas despejó el balón, aunque aparentemente adentro del arco.

Rivera marcó el gol, en medio de un clima de incertidumbre por saber si la pelota realmente había traspuesto la línea. Los jugadores de Boys le reclamaban a Rivera y su juez asistente Juan Sulca por el cobro, a lo que el réferi no atinada a reafirmarse o retroceder en su decisión.

Fue entonces que, tras escuchar el rumor de un reportero de que no había sido gol y por presión de la banca de Boys, la terna arbitral, encabezada por Rivera, decidide, en un hecho único y por entonces sancionable por la FIFA, revisar la repetición de la jugada en una de las cámaras que transmitía el partido.

El árbitro corroboró que el balón no había ingresado al arco de Boys y anuló el tanto, generando rabia en jugadores, directivos e hinchas de Sporting Cristal. A pesar de ello, se mantuvo en su decisión.

Tras el encuentro, Víctor Hugo Rivera reconoció su error, pero afirmó que si intención fue impartir justicia. La noticia ya había dado la vuelta al mundo.

"Ya con conocimiento de causa en ese instante (de que no era gol), entonces así es como yo pongo en la balanza y digo ¿cómo yo puedo dar válido un gol que nunca existió?. Decidí eso porque tenemos que hacer prevalecer la justicia", declaró a RPP.

Igual Rivera fue sancionado por la Comisión Nacional de Arbitraje (Conar) y sus asistentes Juan Sulca, Winston Reátegui e Iván Chang, dejando de programarlos por tres meses en partidos del torneo local. Por entonces la FIFA, al mando de Joseph Blatter, se negaba al uso de la tecnología porque, según palabras de su mandamás, "acabaría con el fútbol porque le quitaría polémica y pasión".